La producción de hidrógeno verde es uno de los ejes centrales de la segunda etapa de la transición energética que comienza a transitar nuestro país. Durante los últimos años Uruguay ha avanzado en la descarbonización casi total de su matriz eléctrica, la cual proviene en la actualidad en un 97% de energías renovables, por lo que ahora se pretende dar un paso más y
continuar con la electrificación del sector industrial y del transporte.
En este sentido, el 8 de abril se desarrolló un data room virtual, con presencia de las principales autoridades del MIEM, MEF, ANCAP y UTE, en el cual se explicó la importancia que posee el desarrollo de una economía de hidrógeno verde, considerando que la misma reduce las emisiones CO2 y ello redunda en la limitación del calentamiento global, los compromisos
internacionales que ha asumido Uruguay en la materia, y los atributos que tiene nuestro país para la producción de hidrógeno verde, ya sea para consumo local o para exportación, debido a nuestra ventajas logísticas y al gran potencial existente para la generación de energía eléctrica a partir de energía eólica y solar fotovoltaica combinada a bajo costo. Lo anterior, sumado a la estabilidad económica y socio-política del país, al crecimiento del grado inversor y a la existencia de reglas de juego claras y estables, son puntos fuertes y diferenciales que permiten atraer la participación del sector privado a estas iniciativas. Con
respecto a la exportación, se detallaron las conclusiones obtenidas del análisis de prefactibilidad.
realizado por el MIEM junto al Puerto de Rotterdam, que posicionan muy bien a nuestro país para convertirse, en una segunda etapa, en un país exportador de hidrógeno. El proyecto piloto inicial que han definido las autoridades estará focalizado en el transporte pesado (camiones y buses). La inversión, montaje de la planta, provisión de la flota vehicular, mantenimiento y ejecución estará a cargo de privados. En el caso de UTE, ofrecerá su alta disposición de energía eléctrica a una tarifa diferencial (la cual dependerá de la forma en que se requiera el consumo).
En cuanto al rol de ANCAP, se podrán utilizar las instalaciones de la planta Capurro de su propiedad, la cual presenta importantes ventajas, dado que se encuentra en una zona industrial, con buenos accesos para los vehículos y con posibilidades de expansión. Adicionalmente, podrá aportar su experiencia en el manejo de plantas industriales y el expertise desarrollado por sus contratistas.
El Estado brindará los incentivos necesarios, a través de las exoneraciones previstas en la Ley de Inversiones (COMAP) y mediante un apoyo adicional más focalizado, el cual dependerá del proyecto que presente el privado y el tipo de energía que se vaya a consumir. Este incentivo adicional se brindará a través de un fideicomiso u otra figura legal que se elegirá posteriormente, y se realizará contra el cumplimiento de condiciones mínimas, como por ej. el rendimiento de los vehículos, la entrega de informes periódicos, acceso a la planta, entre otras.
El proyecto tendrá una duración estimada de 10 años y se estima que comenzará en el segundo semestre de este año. Durante el 20 de abril hasta el 14 de mayo, el equipo técnico del MIEM tendrá reuniones con los interesados, para lo cual se requerirá de la firma de un acuerdo de confidencialidad y una carta de intención. Sin perjuicio de lo anterior, las autoridades fueron claras en que se encuentran abiertas a la presentación de otro tipo de iniciativas por parte del sector privado que apunten a otros usos del hidrógeno, como por ejemplo la producción de amoníaco y fertilizantes verdes.
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